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jueves, 5 de marzo de 2020

De amores y soledades



       El olor del café en la cocina llegó invadiendo  la sala de estar.
         


 Observaba , cuidadosamente, todos sus movimientos , sonriendo, bajando en ocasiones un poco la cabeza, por esa vergüenza innata que había adquirido con los años. Se sentía halagado por su bondad, por su  cariño que hacía con sus pequeños detalles una vida mucho más placentera.




           Casi parecía un niño por  su timidez.Muchas veces  se la había cruzado el patio del edificio o en el rellano. Su deseo se ahogaba en su vergüenza, y no encontraba la manera de acercarse a ella.   





         Esa tarde había decidido hacer de su mirada, una mirada  menos silenciosa que con el tiempo  había terminado convirtiéndose en una especie de intriga y de curiosidad que aumentaban día a día.




                          La cogió por sorpresa, la invitó a hacerle compañía en un paseo por la ciudad. Estuvo de acuerdo; el  casi balbuceando, y asintiendo con excesivo énfasis, se sonrojó cuando ella se rió de su reacción.



        Caminaron por las calles de la ciudad envuelta en el atardecer. A esas horas parecía liberarse de la carga del bullicio y del frenético movimiento que ocultaba su verdadera belleza. Esa tranquilidad que la transforma con sus colores  y sus sonidos, esos tan profundos que casi nadie escucha.

          En esa   ciudad era uno de ellos, perdido en su propia soledad; viviendo abrumado por la rutina diaria , la cual hacía que se olvidara de ella.  Ahora escuchaba a todos la voz solitaria, hablando con ella y para ella, sintiendo  con calma las vibraciones de su alma, esas vibraciones en las que se siente que se puede besar mientras se camina al lado del otro sin hablar.




          Ahora, de nuevo, sentado en el sofá, bebiendo café, recordaba esa tarde en la que  estuvieron  juntos sin dejar que nadie los descubriera ; esa tarde en la que se habían comunicado sólo con el silencio, como si las palabras fuesen demasiado pesadas para ellos, no sabían nada de su vida, pero era como si se conocieran desde siempre.

             Sin embargo, era  como si ese momento tan íntimo lo habían esperado ambos durante  mucho tiempo.






lunes, 2 de marzo de 2020

Una vez

Suena : I Pull a spell on You [ Jay Hawkins
Llegamos a amar nuestro deseo,
y no al objeto de ese deseo.
Friedrich Nietzsche



          Llevaba muchísimo tiempo dándole vueltas al asunto, examinado los pros y los contras y animándome a mi misma de que el hecho de que mis amigas pusieran el grito en el cielo al enterarse no debía cortarme de ninguna forma.: Siempre he sido muy curiosa en materia sexual y acosarme con un hombre y pagarle era una fantasía que me rondaba, como os digo, desde hacía mucho tiempo.

          Pero no me atrevía. En el fondo, pensaba que pagarse un chulo era algo que hacia quien no tenía otro remedio, y a mi las cosas no me iban del todo mal sexualmente hablando. Además me aterraba, por ejemplo, el hecho de que el no me gustara.

   ¿Y si tenía algo que me desagradaba físicamente?, ¿Cómo debía actuar?, ¿Tendría que decirle que se fuera y pagarle de todos modos por, digamos, el desplazamiento, como a os fontaneros?

        Sin embargo, el asunto se me había metido en la cabeza y sabía que no pararía hasta llevarlo a cabo, así que una noche me arme de valor y llame a una agencia de chicos que se anunciaba por Internet.

         Mi objetivo era Raúl: moreno, metro ochenta y cinco, 78 kilos, cuerpo de escándalo y sonrisa seductora. Llamé, pero al parecer no estaba disponible esa noche. Intentaron colarme a otro, pero les dije que no me importaba esperar lo que fuera. Cogieron mi número de teléfono y me dijeron que el mismo se pondría en contacto conmigo.

        Lo hizo al día siguiente, por la mañana. Me pilló en la cama, medio dormida, y cuando me dijo quién era pensé que se trataba de algún tipo al que le había dado mi teléfono en una noche de borrachera algo así. Nuestra relación empezó bien, porque su voz me gusto mucho parecía realmente simpático, aunque supongo que eso formaba parte de su trabajo.Me propuso que nos viéramos esa misma tarde, hablamos de las condiciones y colgamos.


         Estuve nerviosa todo el día.Me sentía como si se tratase de una auténtica cita con el chico que me gustaba. En realidad no sabía cómo funcionaban estos encuentros, así que por si acaso limpie la casa a conciencia, compre vino del bueno y pase gran parte del día entregada a mi aseo personal.

         Raúl llegó puntual, y a mi me comían los nervios cuando escuché el interfono. Se tardaban unos 70 segundos en llegar al octavo piso. Me miré en el espejo, me atusé el pelo un poco y repasé mis labios. No sabía que ropa debía ponerme, así que opté por los vaqueros que mejor me sentaban y una camiseta de tirantes.

Me vi guapa.

     Sonó el timbre, por fin, abrí la puerta de golpe, conteniendo la respiración, y me lo encontré delante de mí.

        Nos dimos dos besos, un poco cortados, y le invité a entrar. Se notaba que estaba acostumbrado a estos momentos iniciales, porque supo cómo romper el hielo y a los cinco minutos me sentía mucho más cómoda.Notaba cómo me miraba de reojo, cuando me levanté a por el vino o cuando encendí unas velas.



Safe Creative #0912115100226Este relato es una reposición publicada en mi anterior blog con fecha 11 de diciembre de 2009


Y ahora como en las películas americanas puedo decir: Este relato no esta basado en hechos reales, cualquier parecido con la realidad es  pura coincidencia 


lunes, 24 de febrero de 2020

Vidas Perras

Suena. Por el boulevard de los sueños rotos . Sabina


Un hombre no vale gran cosa si no confía en sí mismo y no vale nada si los demás no pueden confiar en él


Venganza De Benjamin Black







Ladró el perro
en la calle más corta 
de la villa cansada
de la tierra más yerma.

Pasó un hombre
dando  tumbos
culpando a la vida 
del peso de sus hombros.

Se abrió la ventana
de la casa más baja
se escuchó un shhh
a modo de balada 


Era de madrugada
ya estaba acostada
se detuvo el hombre
miró la ventana
se volvió a perro
lo mandó callar

Conteniendo su risa
volvió a caminar
seguido del perro
ya sin ladrar




Llegó a la puerta
quitó el postigo
gritó al entrar
¿alguien da refugio?

Dentro de la casa
nadie contestó
el hombre entró
se sentó y comió.

Mientras en la calle
el perro aullaba
y una mujer dormía
sin darse cuenta de nada.

En aquella calle
todavía vive
aquel hombre solo
ya muy cansado
busca en el vino
presente y pasado

Ya no hay rúas
como las de antes
ni el perro ladra
ni la mujer duerme


Solo él camina
entre piedras desgastadas
en la tierra yerma.

Esto es todo lo que queda
en esta rúa vieja
un hombre solitario
entre tazas desquiciado





martes, 4 de febrero de 2020

El silencio de un poema

L'orgasme musical: Philippe Jaroussky. Alto Giove



.........



Oírse ,
 o irse 
Octavio Paz 
Quién te dice
que la palabra mata,
que emborracha el alma,
endulzando la boca.
Que suelta besos sin alas,
entre un mar de llamas
de los amantes.

Quién te dice
que en tu cuerpo desnudo,
bailaban caricias en el viento
ancladas en tu pecho,
flotando seducciones
en el silencio de un gesto.
Quién te dice
que los ángeles cantan
 en las estrellas imponentes,
que la espada rasga el dolor
de una lágrima,
entre el orgasmo vestido en flor
 en el desierto de un poema
que yace en el papel olvidado
por el polvo del tiempo.
Quién te dice
que un pétalo ilumina una mirada,
y del alma nace la ocasión de ser infinita
consumiendo la memoria de la voz,
en el recuerdo de un vuelo.
acariciando la cara de en un horizonte
aún desconocido.
© MaRía

El encuentro entre dos personas es como el contacto de dos sustancias químicas: si hay alguna reacción, ambas se transforman
 Carl G. Jung

jueves, 23 de enero de 2020

A vueltas con su vida [Bis]



El que no afirma alguna vez con un sí definitivo, aclamativo, la atrocidad de la vida, no entrará en posesión de los valores incomparables de nuestro ser, se moverá solamente al margen, y, en el día en el que caiga la decisión, no habrá pertenecido ni a los vivos ni a los muertos

Rainer María Rilke.





¿Qué hago aquí?

            Recordaba haberse preguntado la misma cosa a miles de personas distintas, personas que hacían cola al otro lado de su espejo para darle los buenos días y lavarse el rostro ante sus ojos. Personas que nunca se repetían y que cada día esperaban respuesta diferente a su pregunta, pero sin obtener ninguna en realidad.

          Nunca había sido tarde para nada ni tampoco lo contrario, pero en multitud de ocasiones por su mente viajaba esa fortuna temporal del viajero impaciente, como una especie de apremio que en realidad, tampoco tenía sentido, como otras tantas cosas.

Decidió que la barba no le quedaba bien y se preparó para afeitarse.



          Primero enjabonó la brocha, cómo tocaba, con movimientos circulares y observando como como subía el bizcocho de jabón, sin necesidad de levadura. Luego se mojó la cara con un poco de agua caliente, y comenzó, primero el cuello, a contrapelo, luego subió hacia la barbilla y podía escuchar el sonido de la cuchilla al rasurar - rsss, rsss, abrasivo-; después las mejillas y las patillas, que se le enrojecían a cada viaje de cuchilla; y por último el bigote, ajustando la mano a los rincones, los rincones de su nariz, de su boca, pero en el último instante un mínimo error y se cortó. ¡mala suerte!, un mínimo tajo en la comisura de sus labios, pero suficiente para manchar la pila blanca donde yacía la brocha enjabonada.

¿Sería posible que alguna vez lograra eliminar las asperezas sin que saltara ni una sola gota de sangre?

Quizá no, pensó para sí



  Aprendí que los amores pueden venir repentinamente o terminar de la noche a la mañana, que los grandes amigos pueden convertirse en extraños perfectos y que, por el contrario,  un extraño puede convertirse en un amigo inseparable, que el "nunca más " nunca se hace realidad y que el "por siempre" siempre termina, que quien quiera algo puede hacerlo y quien esté determinado lo consigue, quien arriesga no pierde nada y quien no arriesga no gana, que si quieres ver a una persona tienes que buscarla de inmediato, mañana podría ser demasiado tarde, sentir dolor es inevitable pero el sufrimiento es opcional, y sobre todo aprendí que no tiene sentido negar la evidencia ... 


martes, 21 de enero de 2020

Solamente


Bésame.

Bésame solo un poco,

 solo por un momento.



Tócame.

Tocame solo un segundo,

 solo con el roce de un dedo.



Lléname.

Lléname mis sueños si duermo,

 la realidad si despierto.



Réspirame.

Solo por un momento,

el suficiente para dejarte

 un rastro sin par.





Siénteme.

Siénteme por un instante tuya.

haz de ese instante 

la memoria más bella de tu álbum.

El recuerdo más cálido de tu mente.


MaRía©



miércoles, 8 de enero de 2020

Horas ...


Hay horas que cuestan
que pesan más que otras
no están muertas
si no vivas,
demasiado vivas.
Pesan las horas en la noche insomne
los minutos siguen su destino
tic tac , segundo a segundo
Como se silencia el reloj
cuando ruge el segundo
cuando el deseo no se desvanece como humo?
y sigue ahí latiendo, negándose a marchar
y vuelve
suspiras,
una vuelta y otra más
Horas, con minutos que saben a horas
que saben a recuerdos
que saben a deseo
donde la espera es el desespero
ahí donde la imaginación
se posa en la piel
donde las manos dictan lo que la carne grita

María

14/05/2016
Fotografía Mikael Jansson

sábado, 21 de diciembre de 2019

El por y el qué

Suena : Consejo de amor [ Tini]



Yo soy el por y tú el que
Curiosas palabras.
Cuando están separadas, preguntan.
Y cuando se juntan, responden.


Yo soy el por y tú el que.

Porque te necesito.
Porque me alivias, me enjuagas, me cuidas.
Porque te siento y me tranquilizo.
Porque me alimentas, me insuflas,
 me inhalas, me embaucas y me bebes.
Porque lo eres todo para mí.

Ayer, hoy, mañana, siempre, siempre



Y después cuando tengo las respuestas, me acosan de nuevo más preguntas.



¿Por qué no puedo tenerte siempre?
¿Por qué nunca es todo como quiero?
¿Por qué a veces no me entiendes?
¿Por qué no me explico suficiente?
¿Por qué mi modo te provoca angustia?
¿Por qué tu modo me da quebranto?
¿Por qué no me limito a disfrutarte?



Respuestas, preguntas…
Dos palabras, a veces sueltas preguntando
Otras juntas respondiendo, dando…


¿Por qué ?

Pues simplemente porque así somos dos, y a veces uno







martes, 22 de octubre de 2019

Sin piedad

Escuchando:

El tiempo es un caballo alado,
 que recorre incansable 
llanos y lomas
 sin piedad.



Unas veces tranquilo,
 lento, sin prisa;
 otras , 
como un rayo
 que atraviesa 
el polvo de las estrellas
 sin dejar rastro.



Ahora al galope,
ahora al trote, 
hilvana horas
 con pasos agigantados.





Siempre elegante, 

decidido,

 lleno de vanidad


ostenta en su dorso
 su jinete ya resignado.

Sin reclamo, ni agravio.
 En una marcha imparable, 
cual condenado va camino
 de su inevitable exilio.

jueves, 10 de octubre de 2019

Intervalo sin soledad




Conozco tus deseos,
el olor a lluvia en el suelo,
el húmedo oxígeno,
el calor seco
de las tardes de verano.

Conozco el frío de las noches de enero,
la calidez de un oportuno abrazo,
cuando el cielo descarnado,
se desata cínico y taciturno sobre mi,
en un nudo celeste de una eternidad anunciada,
que se postraba aquí,
y yo,
yo me sentía sola.

Oía el estruendo de la soledad,
caminaba sin norte,
perdida, al encuentro de mi estrella,
recorría calles solitarias, en la oscuridad
de los días, abandonada a mi suerte.



Tu violín de hielo
evocó la felicidad,
en ella tu ímpetu cristalino,
se incrustó en mi pecho,
la absorbo, la escribo en el aire
la vivo, la sueño en mi lecho.

Ahora, libre, cierro las alas,
y dejo que te quedes a mi lado.





5/10/2010


1ª fotografía: by Rob Woodcox (flickr)

jueves, 13 de marzo de 2014

el espejo; 2º parte .- En su casa

En su hombro había un lunar que nadie conoció .
Su cuerpo fue un planeta inexplorado
Su piel fue un paquete sin abrir.
No pudo entender el erotismo del poema
y la pornografía no fue mayor problema de moral
no conoció los besos de zaguán
ni los hoteles de ocasión.
En suma
la que murió virgen fue un equívoco de Freud
y vivió a medias.

Consuelo Tomas





       Nos dirigíamos a su casa, yo medio paso más atrás. Un hormigueo invadía todo mi cuerpo, la intriga de descubrir que secreto guardaba aquel espejo, ese hombre que me resultaba tan inquietante y mis tacones por aquella calle adoquinada, apenas me permitían caminar con paso firme



       Mi cabeza no dejaba de pensar, ese hombre me hablaba pero yo apenas le oía murmurar algo, días atrás nunca hubiese imaginado lo que estaba haciendo

-¡Esto es de locos; ir a casa de un desconocido!


Me paré un momento. El enseguida se dio cuenta.


-¿Está usted bien? Si quiere lo dejamos para otro momento, tal vez tenga obligaciones que cumplir


-Sí, tengo que ir a la oficina, pero,pero- titubee-  no se preocupe hago una llamada y todo solucionado, una vez que estoy aquí.


Mi voz temblaba, me dí cuenta y eso todavía me puso más nerviosa - lo ha notado-


-Bueno, ya llegamos; las damas primero.




      Me abrió la puerta de aquella habitación, allí estaba , el espejo, aquel espejo misterioso que me atraía ahora más que nunca y que sin embargo no era capaz de acercarme a él.


-¿Quiere tomar algo? ?¿un café, un chocolate, una infusión? Dígame.


-Sí gracias, un café con leche me vendría bien, hace un poco de fresco.


     Ahí me quedé en aquella sala, observando y no viendo nada, bloqueada, temblorosa, casi paralizada por una especie de morbo. Era una pequeña sala, muy acogedora, una especie de biblioteca, con su mesa de despacho y un gran sofá de cuero negro capitoné junto a EL presidian la estancia. Casi de puntillas, para no hacer ruido caminaba, observaba, olía, tocaba. Hasta que me planté delante de el.





   


  Que curioso ahora sí, ahora sí me veía

-Tome aquí tiene.


     Ensimismada en mis pensamientos me giré de súpeto y el café se derramó sobre mi traje.


-No, nooooo -me dije- ¡seré patosa!


-Lo lamento, estaba usted ahí tan callada, mirándolo, pero no pensé que la asustaría.


Me trajo una especie de batín y me señaló una puerta.




   -Mejor cámbiese, no es bueno estar con la ropa así, puede cambiarse en esa habitación. En menos de cinco minutos limpiamos su ropa.

Allí estaba yo, con un batín, sentada a lado de un desconocido y en su casa.

      -Bueno, vamos a ver, aquí estamos los dos, mejor dicho los tres; ahora le contaré que secretos guarda mi espejo. Lo primero que me gustaría decirle es que en el  se ve lo que se desea ver. Usted ahora se ha puesto delante. ¿Ha visto  algo? ¿Le importa contármelo?

No podía, lo que vi, como iba a contárselo, a él, a ese desconocido. 



MaRía ©



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Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.

sábado, 1 de marzo de 2014

Historia de 3 rosas - El desenlace

Escuchando:
Sorry  Seems To Be The Hardest Word- Elton John

Alzo mi rostro sin abrir los ojos hacia la lluvia que le azota de manera cruel. Gelidez líquida salvaje contra mi soberbia.



Abro mis ojos.

Me levanto torpemente.

          Ya de pie recojo el arma con el que iba a cambiar la vida de esta noble planta y mirándola con odio desmesurado la arrojo lejos de mí con todas mis fuerzas.


          Encamino mis pasos a la casa. Ya en la entrada me quito todo aquello que ya no me protege de la lluvia porque ella ya está en mis huesos.

        Descalza me dirijo al salón. Me planto ante mi recién adquirida orquídea y acercándome a su flor aspiro su aroma y luego beso su corola. Me siento posteriormente en el sofá y ante la imagen de lo poco que me queda de mi girasol me planteo que ella fue mi primera víctima de mi egoísmo por hacerme con cosas bellas para satisfacer mi vanidad y como inconscientemente recurro a sueños para justificar mis actos.




Y recuerdo como justifiqué mi deseo de poseer el girasol.

Y recuerdo que pensé que era lo más bello que había visto nunca.

Y recuerdo lo que deseaba tenerlo conmigo.

Recuerdo lo que recuerdo porque lo que no quiero recordar también lo recuerdo aunque haga mucho para no recordarlo.

Recuerdo que el girasol era un ser muy bello.

Y recuerdo…

Te recuerdo a ti amor porque ya que no pude tenerte a ti, me llevé tu girasol conmigo.





Me quede con la rosa blanca porque nunca pude tener tu compañía.

Me quede la negra porque nunca pude tener tu confianza.

Me quede la rosa azul porque nunca pude tener tu futuro.

Me quede la orquídea porque nunca pude tener tu inocencia.

Me quede el girasol porque nunca pude tener tu amor.

Y con tanto quedarme con todo me quede sin nada.

Uní tu recuerdo a la de tu flor.

Uní lo que no podía tener a lo que podía robar.

Pero no es lo mismo.

Deseo tu compañía, tu confianza, tu futuro, y sobre todo, tu amor.


      Ahora sólo tengo recuerdos que no son más que efímeras manifestaciones de lo que realmente no es más que mi imaginación. Necesito tener más que un recuerdo en forma de flor.


Necesito algo más que un recuerdo.

Te necesito a ti.

Me acerco al escritorio y de sus cajones saco una agenda en la que se haya tu nombre y tu número.

Y acercando el teléfono a mi lado, me siento y descuelgo. Marco tu número y mientras suena la señal pienso en que voy a decirte pero no se me ocurre nada.

De repente suena tu voz diciendo un hola y yo me quedo muda.

No sé que decir.

Vuelves a decir hola.

Y yo con gran esfuerzo echo valor y me decido a hablar y te digo…


Perdóname



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