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lunes, 2 de marzo de 2020

Una vez

Suena : I Pull a spell on You [ Jay Hawkins
Llegamos a amar nuestro deseo,
y no al objeto de ese deseo.
Friedrich Nietzsche



          Llevaba muchísimo tiempo dándole vueltas al asunto, examinado los pros y los contras y animándome a mi misma de que el hecho de que mis amigas pusieran el grito en el cielo al enterarse no debía cortarme de ninguna forma.: Siempre he sido muy curiosa en materia sexual y acosarme con un hombre y pagarle era una fantasía que me rondaba, como os digo, desde hacía mucho tiempo.

          Pero no me atrevía. En el fondo, pensaba que pagarse un chulo era algo que hacia quien no tenía otro remedio, y a mi las cosas no me iban del todo mal sexualmente hablando. Además me aterraba, por ejemplo, el hecho de que el no me gustara.

   ¿Y si tenía algo que me desagradaba físicamente?, ¿Cómo debía actuar?, ¿Tendría que decirle que se fuera y pagarle de todos modos por, digamos, el desplazamiento, como a os fontaneros?

        Sin embargo, el asunto se me había metido en la cabeza y sabía que no pararía hasta llevarlo a cabo, así que una noche me arme de valor y llame a una agencia de chicos que se anunciaba por Internet.

         Mi objetivo era Raúl: moreno, metro ochenta y cinco, 78 kilos, cuerpo de escándalo y sonrisa seductora. Llamé, pero al parecer no estaba disponible esa noche. Intentaron colarme a otro, pero les dije que no me importaba esperar lo que fuera. Cogieron mi número de teléfono y me dijeron que el mismo se pondría en contacto conmigo.

        Lo hizo al día siguiente, por la mañana. Me pilló en la cama, medio dormida, y cuando me dijo quién era pensé que se trataba de algún tipo al que le había dado mi teléfono en una noche de borrachera algo así. Nuestra relación empezó bien, porque su voz me gusto mucho parecía realmente simpático, aunque supongo que eso formaba parte de su trabajo.Me propuso que nos viéramos esa misma tarde, hablamos de las condiciones y colgamos.


         Estuve nerviosa todo el día.Me sentía como si se tratase de una auténtica cita con el chico que me gustaba. En realidad no sabía cómo funcionaban estos encuentros, así que por si acaso limpie la casa a conciencia, compre vino del bueno y pase gran parte del día entregada a mi aseo personal.

         Raúl llegó puntual, y a mi me comían los nervios cuando escuché el interfono. Se tardaban unos 70 segundos en llegar al octavo piso. Me miré en el espejo, me atusé el pelo un poco y repasé mis labios. No sabía que ropa debía ponerme, así que opté por los vaqueros que mejor me sentaban y una camiseta de tirantes.

Me vi guapa.

     Sonó el timbre, por fin, abrí la puerta de golpe, conteniendo la respiración, y me lo encontré delante de mí.

        Nos dimos dos besos, un poco cortados, y le invité a entrar. Se notaba que estaba acostumbrado a estos momentos iniciales, porque supo cómo romper el hielo y a los cinco minutos me sentía mucho más cómoda.Notaba cómo me miraba de reojo, cuando me levanté a por el vino o cuando encendí unas velas.



Safe Creative #0912115100226Este relato es una reposición publicada en mi anterior blog con fecha 11 de diciembre de 2009


Y ahora como en las películas americanas puedo decir: Este relato no esta basado en hechos reales, cualquier parecido con la realidad es  pura coincidencia 


viernes, 31 de enero de 2020

Ecos



Una rafaga de suspiros
sofoca el invierno
en un baile lento
de un recuerdo melancólico
coreografía de viejos pasajes
en el abismo de un sueño


Tiempo
ensoñador caballero
hace eco enredado en los cabellos
en la cadencia de una melancólica balada

Anidado entre los deseos instalados
en el eco del mañana

Baile ignoto
carente de notas desafinadas
melodía de cuerpos
de tierra y carne
de sueños y auroras


Sutil cercanía de los labios
para acallar la mentira
de una antigua ilusión

MaRía ©

Extraño

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