jueves, 30 de enero de 2014

Historia de 3 rosas- 1ª Parte

Escuchando
Rose garden - Lynne Anderson


"Algunas veces hay que decidirse
entre una cosa a la que se está acostumbrado
y otra que nos gustaría conocer."
Paulo Coelho




Esta es la historia de la vida de una mujer, de sus amores y de un decisión acertada o no;narrada de una manera un tanto peculiar.



         En mi jardín hay muchas flores pero sobre todo tengo rosas exquisitas y raras. También hay mucha maleza pero mis flores resplandecen sobre cualquier cosa. Así que decidí trasplantar una del jardín y ponerla en un tiesto en mi habitación. 

       Recorrí el verde campo y hallé tres rosas singulares que habían florecido en las últimas semanas y me decidí a llevarme una pero debía ver cual podía llevarme. Así que empecé a fijarme en cada una de ellas. Me acerqué a la primera y resultó ser una rosa preciosa de una tonalidad blanca envidiable.

        Nadie se había percatado de ella porque estaba abandonada en una esquina del jardín y florecía allí sin que nadie se fijase en ella. Puse mi nariz en sus pétalos y tenía un aroma embriagador pero era una flor que lo que necesita es admirarse en su situación del jardín y aprovechar su belleza para resaltar más lo bonito que es el mismo. 

        Y por ello quite toda la maleza que había a su alrededor y deje expuesto a la vista de todo el mundo lo verdaderamente preciosa que era. 


           Tras ello fui hacia la esquina del invernadero donde se hallaba una rosa azul. De un azul tan intenso como los peces de los arrecifes y en torno a ella se rizaban en suaves tonalidades doradas la hierba que se había secado. 

         Sin quitar esos rizos naturales que la hacían más bella de lo que era de por sí me percaté que sus raíces eran profundas y débiles que cualquier intento de trasplantarla podía provocar que se secase y se marchitase. 

       La flor era maravillosa pero no sabía si debía arriesgarme a llevarla a una maceta con el consiguiente riesgo de acabar con ella.



      Mientras tomaba la decisión me dirigí hacía la tercera que era una rosa negra sin par. Totalmente maltratada por las inclemencias del tiempo y los animales que circulaban por el jardín. Era sumamente delicada por lo que cualquier movimiento para desenterrar sus raíces podía conllevar su deterioro con lo cual dejaría de lucir lo que lucia allí plantada.




        Volví sobre mis pasos y me encamine hacia la entrada del jardín pensando que tenía las tres más bellas rosas que cualquiera pueda desear pero que cualquier intento de modificar su situación podría provocar su perdida de belleza sin parangón.




           Miré de nuevo mi jardín y miré de nuevo a las rosas y pensé en cada una de ellas. La primera rosa blanca era para admirarla en su lugar.  La segunda rosa azul con rizos dorados de hierba era para ir a cuidarla allí. Y la tercera era una rosa negra que exigía plena dedicación y cuidado. 

        Estaba en un dilema y el cual me inquietaba. Por ello tome la decisión de darlas más tiempo para ver si alguna cambiaba y podía llevarla a mi habitación y poder disfrutar de su linda y aromática naturaleza.

       Mañana sería otro día para ver que debía hacer. Aún así tenía mi preferida pero quería estar segura de que lo sacase de la tierra sería igual de bello en el pequeño cerco de un cuenco de cerámica.

¿Cuál era mi preferida?

*
Dedicado a mi padre 
Creative Commons License
Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.

martes, 7 de enero de 2014

Sumisión; Relato de una fantasía 2

 El, un caballero educado, se le notaba, le fue explicando su forma de vivir, de entender la sumisión. No buscaba el dolor, que no todos los amos, ni todas las sumisas eran iguales. Su meta era buscar el placer de los dos en su mayor dimensión.

     Ella se excitaba con solo imaginarse en esa situación; un escalofrío recorría su cuerpo, abandonándose a una explosión de sensaciones que se desataban en su más intimo interior. ¡Como deseaba vivir esa experiencia!

Entre los dos se estableció una complicidad, que para ella era nueva, única. 

      Necesitaba saber más de El: sus experiencias, los preparativos antes de una sesión y ella, sin apenas darse cuenta se metía de lleno en su papel de sumisa cuando le leía.


      -Te iré a visitar, no estas lejos, acudiremos al lugar convenido. Llevaré mi traje de Armani, mi camisa blanca, zapatos de charol a juego con el cinturón. Pero te aseguro que lo que más te llamará la atención serán mis gemelos y la hebilla de mi cinto brillantes e impecables. Ya te diré como quiero que te vistas.  Nos iremos a tomar unas copas - me gusta conocer bien a mis sumisas- luego una buena cena en un lujoso restaurante - es bueno tener el estómago lleno... zorrita antes de una buena sesión-  y luego, te llevaré a bailar. Te mostraré, mostraras tus encantos. Hasta ese momento seremos amigos. 

       Podrás hablar, reír e incluso preguntar, no quiero sorpresas. Luego al llegar a la casa, yo ya seré tu amo y tu mi sierva, mi sumisa. Se acabaran las preguntas y te exigiré sumisión total.

       Ella lo deseaba cada día más y más; hasta que llegó el día en que él le propuso una cita, una cita real.


      Le envió una nota explicándole, con todo tipo de detalles como se produciría el encuentro, dejando para otra ocasión, las sorpresas que le aguardarían si ella lo aceptaba como su Amo.

       Lo deseaba, y a la vez, lo rechazaba. Su cabeza no hacia caso a sus instintos. Le pidió tiempo.

Nunca más supo de él. Esa fantasía aún esta por cumplir, quizás nunca llegue a realizarla.

Pero eso es su fantasía más oculta , más secreta y más inconfesable. 


Extraño

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