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domingo, 23 de marzo de 2014

El espejo, 3º Parte - el secreto.

"Si deseas saborear tu virtud,
peca de vez en cuando."
Ugo Ojetti



         El hombre notó como mi rostro se encendía con su pregunta. Me miró al mismo tiempo que yo me levantaba con la intención de marcharme lo antes posible de aquella casa. Me tocó la mano y me invitó a sentarme de nuevo.

-Apenas le he dicho nada de el.

-Ya, pero ... todo esto es extraño, el estar aquí, usted y yo solos, creo que será mejor que me vaya.

-Espere. No me diga lo que vio, he sido muy indiscreto. Le contaré algo más a cerca de este espejo.

       Me volteé, le miré asintiendo nuevamente con la cabeza.Caminaba por toda la estancia a la vez que él me descubría otra de sus cualidades.

-El, no es realmente un espejo. Me explico, es un "falso espejo". Sí uno se pone delante de él se puede ver reflejado, pero detrás; detrás es diferente.

        Sacudí de nuevo la cabeza, no entendía nada, cada vez estaba más confusa y para disimularlo seguí ojeando lo que había en las estanterías: libros, cuadros, figuras extrañas y unos frascos de cristal finamente tallados que de nuevo despertaron mi atención, logrando que me olvidara de él por un instante.

-¿Que son?

- Aceites, aromas, esencias; suelo viajar habitualmente a Oriente Medio por temas de trabajo. Esos países me atraen, su comida y sobre todo los aromas muy diferentes a estos. Pero venga, siéntese, ¿comprende ahora su otra cualidad?

-Púes, no , si le soy sincera, no entiendo nada.

-Siéntese y mire a la calle.

        Efectivamente, desde atrás del espejo se veía la calle perfectamente, diría que hasta casi mejor que si estuviera pegada a la ventana.

-Así fue como la vi, como me fijé que usted se paraba ante el .

-Pero ¿como es que yo no me veía reflejada?.

-Sí hay alguien detrás, es un cristal normal, no refleja. Por eso a veces, cuando yo no estaba mirándola usted podía ver su imagen- ¿comprende?

-Sí, pero no. Bueno es igual, más o menos sí entiendo...

-Ahora venga conmigo.

         Nos acercamos de nuevo al espejo , ahí estaba de nuevo tumbada en aquel sillón frente a él que me miraba sentado en una butaca, alguien se aproxima, me dice algo al odio. Me levanto dirigiéndome hacia aquel hombre; le beso el cuello y me doy la vuelta me paro ante el de espaldas a la vez que la muchacha me brinda uno de los frascos de la estantería. Ya mas cerca del espejo comienzo a untar mi cuerpo con un liquido brillante, deduzco que es uno de esos aceites aromáticos de los que me habló. Estoy absorta , muda , me cuesta pasar la saliva.

-Eh señorita! ¿Que le pasa?

El hombre me devuelve a la realidad.

--/--- continuará


Creative Commons License
Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.

jueves, 13 de marzo de 2014

el espejo; 2º parte .- En su casa

En su hombro había un lunar que nadie conoció .
Su cuerpo fue un planeta inexplorado
Su piel fue un paquete sin abrir.
No pudo entender el erotismo del poema
y la pornografía no fue mayor problema de moral
no conoció los besos de zaguán
ni los hoteles de ocasión.
En suma
la que murió virgen fue un equívoco de Freud
y vivió a medias.

Consuelo Tomas





       Nos dirigíamos a su casa, yo medio paso más atrás. Un hormigueo invadía todo mi cuerpo, la intriga de descubrir que secreto guardaba aquel espejo, ese hombre que me resultaba tan inquietante y mis tacones por aquella calle adoquinada, apenas me permitían caminar con paso firme



       Mi cabeza no dejaba de pensar, ese hombre me hablaba pero yo apenas le oía murmurar algo, días atrás nunca hubiese imaginado lo que estaba haciendo

-¡Esto es de locos; ir a casa de un desconocido!


Me paré un momento. El enseguida se dio cuenta.


-¿Está usted bien? Si quiere lo dejamos para otro momento, tal vez tenga obligaciones que cumplir


-Sí, tengo que ir a la oficina, pero,pero- titubee-  no se preocupe hago una llamada y todo solucionado, una vez que estoy aquí.


Mi voz temblaba, me dí cuenta y eso todavía me puso más nerviosa - lo ha notado-


-Bueno, ya llegamos; las damas primero.




      Me abrió la puerta de aquella habitación, allí estaba , el espejo, aquel espejo misterioso que me atraía ahora más que nunca y que sin embargo no era capaz de acercarme a él.


-¿Quiere tomar algo? ?¿un café, un chocolate, una infusión? Dígame.


-Sí gracias, un café con leche me vendría bien, hace un poco de fresco.


     Ahí me quedé en aquella sala, observando y no viendo nada, bloqueada, temblorosa, casi paralizada por una especie de morbo. Era una pequeña sala, muy acogedora, una especie de biblioteca, con su mesa de despacho y un gran sofá de cuero negro capitoné junto a EL presidian la estancia. Casi de puntillas, para no hacer ruido caminaba, observaba, olía, tocaba. Hasta que me planté delante de el.





   


  Que curioso ahora sí, ahora sí me veía

-Tome aquí tiene.


     Ensimismada en mis pensamientos me giré de súpeto y el café se derramó sobre mi traje.


-No, nooooo -me dije- ¡seré patosa!


-Lo lamento, estaba usted ahí tan callada, mirándolo, pero no pensé que la asustaría.


Me trajo una especie de batín y me señaló una puerta.




   -Mejor cámbiese, no es bueno estar con la ropa así, puede cambiarse en esa habitación. En menos de cinco minutos limpiamos su ropa.

Allí estaba yo, con un batín, sentada a lado de un desconocido y en su casa.

      -Bueno, vamos a ver, aquí estamos los dos, mejor dicho los tres; ahora le contaré que secretos guarda mi espejo. Lo primero que me gustaría decirle es que en el  se ve lo que se desea ver. Usted ahora se ha puesto delante. ¿Ha visto  algo? ¿Le importa contármelo?

No podía, lo que vi, como iba a contárselo, a él, a ese desconocido. 



MaRía ©



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Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.

miércoles, 5 de marzo de 2014

El espejo; 1ª parte

   Escuchando:
A house is not a home -Sarah Vaughan 


  Hacía ya un tiempo que cada día al pasar, camino de mi trabajo, por delante de aquella casa, algo me llamaba la atención. Era como un imán que me llamaba, pidiéndome que me acercara a aquella ventana.


      Era una casa de estilo neo-clásico, de las pocas que quedan ya en el centro de mí ciudad, aparentemente destinada a vivienda a pesar de ocupar uno de los solares más codiciados por las grandes constructoras dada su situación privilegiada. El adoquinado de la calle hacía que mis pasos fueran firmes y a la vez extremadamente cuidadosos, eso debió también ser uno de los motivos de recrearme en aquel ventanal.


     Aquel día me acerqué más de lo habitual, miré fijamente apoyando las manos en los cristales, apenas podía ver lo que escondían aquellas paredes; unos visillos de elegante encaje y un enorme espejo eso era todo lo que pude ver. Así un día tras otro, hasta que el destino quiso que viera salir de aquella casa a un hombre, era alto, no muy joven, de porte elegante y pelo canoso, mientras estaba ensimismada contemplando aquel espejo. Sin pensármelo dos veces me acerqué a él, y antes de darme tiempo a mediar palabra me dijo:


-Buenos días, la estaba esperando, venga vamos a desayunar. Es costumbre de hace años tomar el café en Kir's mientras ojeo la prensa diaria.


Cortada por la situación, sin saber que decir, lo único que hice fue seguirlo medio paso tras de él.


     Ya en la cafetería pidió dos desayunos, no sin antes cortésmente preguntarme por mis gustos, leía la prensa comentado las noticias: encomia, política, local; me sentida ridícula, apenas hablaba asentía con la cabeza. Mi cuerpo temblaba como una niña, y mi cabeza no dejaba de imaginar, de pensar que narices hacia yo delante de aquel desconocido, desayunando y casi sin hablar.


-Mire....-Ana, me llamo Ana-Mire Ana, hace un tiempo la vengo observando, sé que usted a mí no me ve. Pero la veo pararse delante de mi ventana, intentando ver algo, descubrir lo que esconden mis visillos y quedándose un buen rato mirando a mi espejo. ¿No es así?. No diga nada, eso tiene una explicación, me refiero a que usted se sienta atraída por El, pero aquí no es el lugar idóneo para contarle la historia de Mi Espejo, sólo quiero decirle que es especial, tan especial como usted. Cuando terminemos de desayunar , iremos a mi casa y sabrá de que cualidad le hablo. Sé que no necesitará muchas explicaciones para entenderlo y los acontecimientos se sucederán solos.


     Aquella conversación, me aturdió todavía más, miré el reloj y de dije que era imposible, que tenia que acudir a mi trabajo.Cogiéndome la mano , me dijo que no pasaba nada, que no tuviese miedo, que iba a ser una experiencia única, única como yo, que sabía que yo lo deseaba y que el destino no se podía cambiar.


     Mirándolo asentí con la cabeza, llamé a mis despacho y a continuación nos dirigimos a su casa.


Y es que a veces lo que se ve en un espejo es lo que deseamos ver...


 continuará...?

16/10/2009
María L.
Fotografías: Karel Kuehne

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Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.

martes, 7 de enero de 2014

Sumisión; Relato de una fantasía 2

 El, un caballero educado, se le notaba, le fue explicando su forma de vivir, de entender la sumisión. No buscaba el dolor, que no todos los amos, ni todas las sumisas eran iguales. Su meta era buscar el placer de los dos en su mayor dimensión.

     Ella se excitaba con solo imaginarse en esa situación; un escalofrío recorría su cuerpo, abandonándose a una explosión de sensaciones que se desataban en su más intimo interior. ¡Como deseaba vivir esa experiencia!

Entre los dos se estableció una complicidad, que para ella era nueva, única. 

      Necesitaba saber más de El: sus experiencias, los preparativos antes de una sesión y ella, sin apenas darse cuenta se metía de lleno en su papel de sumisa cuando le leía.


      -Te iré a visitar, no estas lejos, acudiremos al lugar convenido. Llevaré mi traje de Armani, mi camisa blanca, zapatos de charol a juego con el cinturón. Pero te aseguro que lo que más te llamará la atención serán mis gemelos y la hebilla de mi cinto brillantes e impecables. Ya te diré como quiero que te vistas.  Nos iremos a tomar unas copas - me gusta conocer bien a mis sumisas- luego una buena cena en un lujoso restaurante - es bueno tener el estómago lleno... zorrita antes de una buena sesión-  y luego, te llevaré a bailar. Te mostraré, mostraras tus encantos. Hasta ese momento seremos amigos. 

       Podrás hablar, reír e incluso preguntar, no quiero sorpresas. Luego al llegar a la casa, yo ya seré tu amo y tu mi sierva, mi sumisa. Se acabaran las preguntas y te exigiré sumisión total.

       Ella lo deseaba cada día más y más; hasta que llegó el día en que él le propuso una cita, una cita real.


      Le envió una nota explicándole, con todo tipo de detalles como se produciría el encuentro, dejando para otra ocasión, las sorpresas que le aguardarían si ella lo aceptaba como su Amo.

       Lo deseaba, y a la vez, lo rechazaba. Su cabeza no hacia caso a sus instintos. Le pidió tiempo.

Nunca más supo de él. Esa fantasía aún esta por cumplir, quizás nunca llegue a realizarla.

Pero eso es su fantasía más oculta , más secreta y más inconfesable. 


martes, 1 de octubre de 2013

A vueltas con su vida





¿Qué hago aquí?

            Recordaba haberse preguntado la misma cosa a miles de personas distintas, personas que hacían cola al otro lado de su espejo para darle los buenos días y lavarse el rostro ante sus ojos. Personas que nunca se repetían y que cada día esperaban respuesta diferente a su pregunta, pero sin obtener ninguna en realidad.

          Nunca había sido tarde para nada ni tampoco lo contrario, pero en multitud de ocasiones por su mente viajaba esa fortuna temporal del viajero impaciente, como una especie de apremio que en realidad, tampoco tenía sentido, como otras tantas cosas.

Decidió que la barba no le quedaba bien y se preparó para afeitarse.


          Primero enjabonó la brocha, como tocaba, con movimientos circulares y observando como como subía el bizcocho de jabón, sin necesidad de levadura. Luego se mojó la cara con un poco de agua caliente, y comenzó, primero el cuello, a contrapelo, luego subió hacia la barbilla y podía escuchar el sonido de la cuchilla al rasurar - rsss, rsss, abrasivo-; después las mejillas y las patillas, que se le enrojecían a cada viaje de cuchilla; y por último el bigote, ajustando la mano a los rincones, los rincones de su nariz, de su boca, pero en el último instante un mínimo error y se cortó. ¡mala suerte!, un mínimo tajo en la comisura de sus labios, pero suficiente para manchar la pila blanca donde yacía la brocha enjabonada.

¿Sería posible que alguna vez lograra eliminar las asperezas sin que saltara ni una sola gota de sangre?

Quizá no, pensó para sí





Notas


Las imágenes corresponden a la película "Cuéntame tu vida" (Spellbound) dirigida por Alfred Hitchcock en 1945, creadas por Salvador Dalí y protagonizada por Gregory Peck e Ingrid Bergman.


Música recomendada :Preludio Cavalleria Rusticana

jueves, 25 de abril de 2013

La espera


                  El sol se escondió detrás de la línea del horizonte, y Manuel sintió cómo un estremecimiento recorría su espina dorsal. Esa noche la luna luciría en todo su esplendor, redonda y blanca como la muerte, y si las leyendas eran ciertas sus rayos le alumbrarían a él con un aspecto totalmente diferente. 


           Con una piel distinta a la suya, unos ojos inyectados en sangre, y unos colmillos capaces de segar la vida de quien se les pusiera por delante. Recordó  la noche de luna llena anterior, y se llamó necio a sí mismo repetidas veces. María, al contrario que él, siempre habría creído en las historias de sus mayores, y le había rogado que esperara un día antes de llevarla al bosque, pero él había insistido. 








-Mujer, nada nos va a pasar, si hay hombres-lobo por aquí seguro que ni se fijan en nosotros. Y llevo más de tres meses sin verte, desde que te fuiste a estudiar a Madrid no sabes lo duro que se me está haciendo hasta respirar. Vamos, pequeña mía, hagamos el amor entre las hayas y los helechos, sintamos la hierba húmeda bajo nuestros cuerpos desnudos.


             Una súbita llegada de la fiera ,una cabeza oscura perfilándose entre la espesura, fijando sus penetrantes ojos en ellos, y rompiendo a gruñir. Manuel se colocó delante de su novia y le suplicó  que echara  a correr, pero ella  no le hizo caso, está paralizada por el miedo. La bestia comenzaba su ritual, atacarlos; el se intentaba defender  con una rama seca que ha arrancado a un árbol, el bosque resuena con los ecos de un furioso combate. Finalmente el espanto se retira, y María está intacta. Pero no así Manuel ,tiene el brazo derecho desgarrado, y marcas de dentelladas en el abdomen y en ambos costados. Está perdiendo mucha sangre, su novia hace que se apoye sobre ella mientras ambos vuelven a la aldea, todavía desnudos y tan rápidamente como pueden.


             Veintinueve días más tarde, las heridas del joven habían restañado, y María había podido volver a sus estudios. Pero, mientras los últimos rayos del sol se batían en retirada, a Manuel se le hizo un nudo en el corazón. En breve sabría si lo que le había atacado esa noche era un simple lobo solitario, como había afirmado tajantemente el médico que le había tratado, o algo más. En breve sabría si su vida había caído a un pozo del que ya nunca podría salir.

         


  Mientras la oscuridad terminaba de adueñarse del valle Manuel evocó todos y cada uno de los rasgos de su novia, y los momentos que habían pasado juntos, y musitó una angustiada plegaria a los santos que estuvieran de guardia.

Extraño

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