La vida y el mundo son el sueño de un dios ebrio, que escapa silencioso del banquete divino y se va a dormir a una estrella solitaria, ignorando que crea cuanto sueña... Y las imágenes de ese sueño se presentan, ahora con una abigarrada extravagancia, ahora armoniosas y razonables... La Ilíada, Platón, la batalla de Maratón, la Venus de Médicis, el Munster de Estrasburgo, la Revolución Francesa, Hegel, los barcos de vapor, son pensamientos desprendidos de ese largo sueño. Pero un día el dios despertará frotándose los ojos adormilados y sonreirá, y nuestro mundo se hundirá en la nada sin haber existido jamás.
Heinrich Heine
Cuadros de viaje (fragmento)
Heinrich Heine
Cuadros de viaje (fragmento)
Ahora que lo pienso, creo que jamás he visto una luna tan rojiza como la de aquel atardecer, cuando de vuelta al autobús en la parada que hicimos en la estación, apoyo mi cabeza contra el
cristal de la ventanilla y me encuentro con ella de frente sin apenas esperarlo.
Me quedo hipnotizada, la miro, la observo, casi no distingo como va ascendiendo hacia su lugar en el cielo y va cambiando de tono hasta llegar a su habitual brillo blanquecino, mostrándonos su cara más visible y haciendo que imaginemos su cara tímida y oculta.
Me emociona saber que falta poco, a mitad de camino pienso que he estado a punto de no subir a ese autobús y ahora sé que me hubiera arrepentido toda la vida de no hacerlo.
Aún cuando tengo a mi luna de frente el resto del camino consigo quedarme dormida y cuando despierto es porque el conductor nos dice que estamos a punto de entrar en la Estación de las Delicias, una construcción moderna que me deja sin habla al verme rodeada de trenes, vías, escaleras y pasillos enormes que me resultan tan familiares.
No soy capaz de quedarme en el hotel, quiero ver cosas, quiero cubrir mi mirada con la maravilla de ciudad a la que acabo de llegar y no me doy tiempo ni de deshacer la maleta. Cojo mi abrigo y me aventuro al centro de la ciudad sin conocerla, paseando entre calles mágicas y cientos de personas que se cruzan a mi paso, algunos mirándome extrañados por mi cara sonriente y de asombro al mismo tiempo queriendo absorberlo todo, empapándome de historia viva y
deseando ver más, mucho más.
La Facultad de Medicina me deja boquiabierta. Paseo por el Portillo, mi sencillo móvil capta alguna imagen al azar pero que curiosamente no he decidido fotografiar.
Hace frío y decido que es hora de volver al hotel, quiero descansar y ponerme a escribir hasta que el sueño me tumbe. Y no me equivoco, cuando despierto de madrugada tengo el portátil sobre las piernas y mi espalda descansa en la cabecera de la cama.
Tantas noches que habré despertado igual, ya he perdido la cuenta y no me importa.
Despierto tarde, debo darme prisa si quiero estar a tiempo arreglada, pero me quedo un rato mirando por la ventana de la habitación, envuelta únicamente por un foulard y con los ojos aún
entreabiertos y medio cegados por un sol que me dice que hará un día precioso.
Bajo el agua de la ducha dejo que caiga su calidez sobre mi y me ayuda a terminar de despertar; repaso cada fotografía que mi mente ha hecho la tarde anterior, cierro los ojos y una a una me hacen sonreír, entiendo la magia que hay en cada esquina de lo poco que he visto y quiero ver y saber mucho más. El día, tan solo acaba de comenzar...
cristal de la ventanilla y me encuentro con ella de frente sin apenas esperarlo.
Me quedo hipnotizada, la miro, la observo, casi no distingo como va ascendiendo hacia su lugar en el cielo y va cambiando de tono hasta llegar a su habitual brillo blanquecino, mostrándonos su cara más visible y haciendo que imaginemos su cara tímida y oculta.
Me emociona saber que falta poco, a mitad de camino pienso que he estado a punto de no subir a ese autobús y ahora sé que me hubiera arrepentido toda la vida de no hacerlo.
Aún cuando tengo a mi luna de frente el resto del camino consigo quedarme dormida y cuando despierto es porque el conductor nos dice que estamos a punto de entrar en la Estación de las Delicias, una construcción moderna que me deja sin habla al verme rodeada de trenes, vías, escaleras y pasillos enormes que me resultan tan familiares.
No soy capaz de quedarme en el hotel, quiero ver cosas, quiero cubrir mi mirada con la maravilla de ciudad a la que acabo de llegar y no me doy tiempo ni de deshacer la maleta. Cojo mi abrigo y me aventuro al centro de la ciudad sin conocerla, paseando entre calles mágicas y cientos de personas que se cruzan a mi paso, algunos mirándome extrañados por mi cara sonriente y de asombro al mismo tiempo queriendo absorberlo todo, empapándome de historia viva y
deseando ver más, mucho más.
La Facultad de Medicina me deja boquiabierta. Paseo por el Portillo, mi sencillo móvil capta alguna imagen al azar pero que curiosamente no he decidido fotografiar.
Hace frío y decido que es hora de volver al hotel, quiero descansar y ponerme a escribir hasta que el sueño me tumbe. Y no me equivoco, cuando despierto de madrugada tengo el portátil sobre las piernas y mi espalda descansa en la cabecera de la cama.
Tantas noches que habré despertado igual, ya he perdido la cuenta y no me importa.
Despierto tarde, debo darme prisa si quiero estar a tiempo arreglada, pero me quedo un rato mirando por la ventana de la habitación, envuelta únicamente por un foulard y con los ojos aún
entreabiertos y medio cegados por un sol que me dice que hará un día precioso.
Bajo el agua de la ducha dejo que caiga su calidez sobre mi y me ayuda a terminar de despertar; repaso cada fotografía que mi mente ha hecho la tarde anterior, cierro los ojos y una a una me hacen sonreír, entiendo la magia que hay en cada esquina de lo poco que he visto y quiero ver y saber mucho más. El día, tan solo acaba de comenzar...
© MaRía
¡Ya estoy aquí! te leo siempre y a veces imagino mientras lo que te voy a decir, al final recuerdo que tiene que ser por telepatía, gracias por esta ventana. Tienes una capacidad para escribir maravillosa. Unos abrazos algunos te los guardo desde hace mucho
ResponderEliminartodo un recorrido por las probabilidades y las ilusiones
ResponderEliminarbien por ello y por los giros que se pueden dar al escribir
felicidades María
pd...hice trampa , me vine directamente a comentar ( página aparte)
ya que en esta página de comentarios se abre todo el post pero lo mejor Sin Fotos y Sin Video ( cosa que me distrae y al final no logro entender de que va el texto jajaja)
abrazos y buena semana
Llegué aquí porque leí el comentario que dejaste en el blog de Ester.
ResponderEliminarEstuve desaparecida de la web unos meses y trato de retomar las lecturas.
Me gustó mucho tu relato, me hizo recordar sensaciones vividas al llegar a una nueva ciudad.
Un fuerte abrazo, guapa.
Leído y esperando, porque habrá más?
ResponderEliminarSupongo.
Ni recordaba que seguía este blog.
Me gustan esos viajes.
ResponderEliminarHola Ester !!
ResponderEliminarInfinitas gracias por asomarte a esta ventana , me sonrojan tus palabras, la verdad es que no me considero ni buena , ni muy mala, del montón ( que pocas son jajaja)
un abrazo inmenso y feliz finde ( espero que lo estés pasando pipa - como decimos las entradas en años jajaja)
espero ir publicando un poco más a menudo por estos lares
Has hecho bien en hacer tramas Ely , pues te tengo que reconocer que sobre todo la música siempre la silencio cuando entro a leer un blog que la tiene activada ( ahora ya aprendí y al menos yo aunque es verdad que pongo generalmente un vídeo , no lo hago en autoplay)
ResponderEliminarGracias por tu tiempo, por pasarte pues la verdad me hace feliz verte en un espacio mío ( ya sé de tus gusto jjejeje )
un abrazo de sábado soleado en estas tierras que lo echaban ya en falta , que llegue hasta tu orilla :)
Entonces te tengo que agradecerme que lo haya dejado en casa de Ester , queridísima Mirella !!
ResponderEliminarSabes que tengo muchísimo atraso en todo lo que has escrito y publicado en el pasado año, cuando , me fui de blogger así que poco a poco , en la medida que mis obligaciones me lo permitan podre ir disfrutando de tus maravillosos escritos , que por cierto hoy he visto que tienes algo nuevo publicado, tan pronto pueda iré a leerte , con calma y saboreando cada renglón como te mereces
Un abrazo cruzando este océano que nos separa y a la vez nos une , que te llegue con todo mi afecto
pues no me habia planteado seguir con el relato , estimado Agapxis , veremos como anda mi cabecita , y mi tiempo :) lo mismo me traslado a esa época donde conocí Zaragoza y lo continuo , realmente sería hermoso
ResponderEliminardisculpa que tardase tanto en publicar, en este blog , de hecho estoy actualizando los relatos que pasé en su día a borrador pues muchas de las imágenes se me borraron ,
Gracias por estar en cada uno de mis rincones , poeta y amigo, eres un maravilloso escritor y un alma hermosa
feliz finde
Entonces espero que puedas realizaros Bubo cuando a ti te plazca , viajar nos enriquece , y no hay que irse demasiado lejos
ResponderEliminarBienvenido y pasa cuando gustes , estas en tu casa
Buen finde :)
saluditos desde este rincón del Atlántico
feliz fin de semana María
ResponderEliminarabracitos colorinches, acá hay sol pero más frío por esta latitud
muakkk
Hola, no es fácil separar tus versos o lo que escribes con tu refinado encanto para presentar subjetivamente tu esencial.
ResponderEliminarUn abrazo y encantado de leerte.
Estoy en: microbrevedades.blogspot.com
Gracias Ely!!
ResponderEliminarAquí anunciaron que nos llega un verano adelantado ( por unos días ) ... al fin y al cabo como dice la canción , todos estamos bajo el mismo sol
que disfrutes tu finde
abracitos desde el mar
Pues después de tu huella Guillermo solo puedo agradecer tus palabras hacía mi.
ResponderEliminardisfruta del domingo , nos leemos
otro abrazo de vuelta envuelto en un lazo de agradecimiento
:)
Hay viajes que nos dejan un maravilloso recuerdo. Me fascina la forma que desde siempre tienes de narrar, de escribir tan dulce y a la vez tan perversamente sensual ( no me malinterpretes) ya sabes mis motivos
ResponderEliminarMi beso