martes, 14 de mayo de 2019

Historia de una cama






                   Su abuela tenia, entre otras cosas, unas pocas buenas costumbres.

           Entre ellas, tenia la habilidad de contarle  cosas para que se durmiera, pero a veces lo conseguía y otras no. Una noche hablaban  de casas, como cada casa tenia puntos en común con sus dueños y como tenían personalidad y hasta tenían su propio olor, hasta que le explicó que las casas eran como las personas.




-¿Qué quieres decir, yaya?, eso no es posible



-Claro que lo es, y además te lo demostraré




-Verás, cada una de las partes de la casa se corresponde con una parte de tu cuerpo, y así puedes saber que tipo de casas son y que personalidad tienen.




- Venga ya abuela, que no cuela.




- Que sí, que sí, mira, por ejemplo, el despacho, el despacho es el cerebro, es allí donde se estudia y donde está la información importante, y también es allí donde se toman la decisiones, el despacho es la inteligencia y el cerebro




- Si, ya -contestó ella , demostrando que no le convencía en absoluto




- La cocina, piensa en la cocina.  la cocina es el estómago, allí es donde está todo lo que te alimenta


- Claro, esa era fácil, pero abuuuu, me estás contando un rollazo.


- Que no boba, te pondré otro ejemplo, el dormitorio, el dormitorio es el corazón, los sueños y los deseos surgen allí, allí se reposa y allí se ama, el dormitorio aunque no te lo creas es el corazón y es la parte más importante de la casa.



           Aquel tono melodramático que alcanzaba la conversación y su ausencia de sueño, hicieron que su  cara de cuatro y su escepticismo romántico se sublevaran por completo.


- Vale yaya, vale, lo que tu me digas. ¡uiiiii que sueño me está entrando!- le comentó mientras pensaba en unos cómics que tenia en aquel cuarto.



            Esta tarde vinieron dos operarios de una tienda de muebles a cambiarle  la cama. Llevaba su dormitorio toda la semana vacío, sin aquella mediana cama heredada y vieja, y con cierto aire decadente que sus vecinos le  imploraban que cambiara a golpes de pared los fines de semana y que el a mi mismo me prometía que tenia que hacer ya, sin esperas, desde hacia bastante tiempo. Mientras montaban su  nueva cama y el eco de la habitación se iba esfumando, pensaba en la historia de su  abuela, y que quizá no estuviera tan equivocada, que algo había cambiado.

Además de su  cama.






24/9/09





Extraño

Contacto

Nombre

Correo electrónico *

Mensaje *

Buscar este blog