sábado, 1 de marzo de 2014

Historia de 3 rosas - El desenlace

Escuchando:
Sorry  Seems To Be The Hardest Word- Elton John

Alzo mi rostro sin abrir los ojos hacia la lluvia que le azota de manera cruel. Gelidez líquida salvaje contra mi soberbia.



Abro mis ojos.

Me levanto torpemente.

          Ya de pie recojo el arma con el que iba a cambiar la vida de esta noble planta y mirándola con odio desmesurado la arrojo lejos de mí con todas mis fuerzas.


          Encamino mis pasos a la casa. Ya en la entrada me quito todo aquello que ya no me protege de la lluvia porque ella ya está en mis huesos.

        Descalza me dirijo al salón. Me planto ante mi recién adquirida orquídea y acercándome a su flor aspiro su aroma y luego beso su corola. Me siento posteriormente en el sofá y ante la imagen de lo poco que me queda de mi girasol me planteo que ella fue mi primera víctima de mi egoísmo por hacerme con cosas bellas para satisfacer mi vanidad y como inconscientemente recurro a sueños para justificar mis actos.




Y recuerdo como justifiqué mi deseo de poseer el girasol.

Y recuerdo que pensé que era lo más bello que había visto nunca.

Y recuerdo lo que deseaba tenerlo conmigo.

Recuerdo lo que recuerdo porque lo que no quiero recordar también lo recuerdo aunque haga mucho para no recordarlo.

Recuerdo que el girasol era un ser muy bello.

Y recuerdo…

Te recuerdo a ti amor porque ya que no pude tenerte a ti, me llevé tu girasol conmigo.





Me quede con la rosa blanca porque nunca pude tener tu compañía.

Me quede la negra porque nunca pude tener tu confianza.

Me quede la rosa azul porque nunca pude tener tu futuro.

Me quede la orquídea porque nunca pude tener tu inocencia.

Me quede el girasol porque nunca pude tener tu amor.

Y con tanto quedarme con todo me quede sin nada.

Uní tu recuerdo a la de tu flor.

Uní lo que no podía tener a lo que podía robar.

Pero no es lo mismo.

Deseo tu compañía, tu confianza, tu futuro, y sobre todo, tu amor.


      Ahora sólo tengo recuerdos que no son más que efímeras manifestaciones de lo que realmente no es más que mi imaginación. Necesito tener más que un recuerdo en forma de flor.


Necesito algo más que un recuerdo.

Te necesito a ti.

Me acerco al escritorio y de sus cajones saco una agenda en la que se haya tu nombre y tu número.

Y acercando el teléfono a mi lado, me siento y descuelgo. Marco tu número y mientras suena la señal pienso en que voy a decirte pero no se me ocurre nada.

De repente suena tu voz diciendo un hola y yo me quedo muda.

No sé que decir.

Vuelves a decir hola.

Y yo con gran esfuerzo echo valor y me decido a hablar y te digo…


Perdóname



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Extraño

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