Escuchando:
El tiempo es un caballo alado,
que recorre incansable
llanos y lomas
sin piedad.
Unas veces tranquilo,
lento, sin prisa;
otras ,
como un rayo
que atraviesa
el polvo de las estrellas
sin dejar rastro.
Ahora al galope,
ahora al trote,
hilvana horas
con pasos agigantados.
Siempre elegante,
decidido,
lleno de vanidad
ostenta en su dorso
su jinete ya resignado.
Sin reclamo, ni agravio.
En una marcha imparable,
cual condenado va camino
de su inevitable exilio.