viernes, 27 de diciembre de 2013

Sumisión; Relato de una fantasía 1

Un Amo sólo es un hombre. 
Debe saber apreciar lo que recibe 

esforzarse en merecerlo

Escuchando:

Dmitri Shostakovich - Second Waltz /Andre Rieu 




Siempre había sentido una cierta curiosidad por leer relatos de sumisión, había en ellos algo que la atraía; morbo, tal vez.Solía leer historias de sumisión, tan variadas, que cada vez su curiosidad aumentaba. Algunas eran realmente terribles, hasta rozar el sadismo; otras simplemente despertaba su deseo de cumplir una fantasía. Desconocía todo ese mundo, a veces lo veo como un mundo tétrico, lleno de dolor, de vejaciones, pero otras lo imaginaba como el sumun del placer.


El placer la atraía , en sus relaciones siempre era una persona muy activa , juguetona y a la vez sumisa, deseaba dar mas placer que el que ella podía sentir.

En alguna ocasión, casi llega a realizar esa fantasía, pero siempre se volvía atrás, no se sentía capaz de tener un Amo, que le ordenaría en cualquier momento a hacer cosas que no estaba segura de poder llegar a realizar; era rebelde por naturaleza, no admitía ordenes de nadie y el tener un Amo, aunque la excitaba, no entraba en su manera de pensar. Le gustaba cumplir lo que prometía y eso lo que provocaba en cierta manera su rechazo.
Una tarde conoció a un chico, desde el primer momento hubo un feeling especial entre los dos, una confianza que no era muy habitual para ella, hablaban de cosas cotidianas, de sus gustos y como no de sus experiencias sexuales.


El la estaba tanteando, y ella lo sabia. Un día le dijo que era amo, y no dudaba que ella fuese una buena esclava.

-Las mejores esclavas, son las rebeldes, las personas con carácter, las que buscan siempre algo nuevo.

Su interior se estremeció, de dijo que no creía que pudiese ser, estaban lejos, y que desconocía todo el mundo de relación Amo-Sumisa.





Le pidió que le contara más. Ese día comenzó su aventura de sumisión.

Continuará.

sábado, 21 de diciembre de 2013

Missing - el desenlace


Instintivamente miró por la ventanilla y allí estaba...

De pié, con las manos dentro de los bolsillos de la gabardina y mirando como el autobús se ponía en marcha y se alejaba de la estación de servicio.



Con un movimiento rápido, se giró en su asiento y le vio a lo lejos, con sus ojos fijos en los de ella y emitiendo una extraña sonrisa, que hizo que su estómago le diera un vuelco por no terminar de comprender nada de todo aquello.


Si no era un pasajero del autobús y ahora estaba allí parado, mirándola como se alejaba, ¿quién era?. Y ¿por qué estaba en aquel momento en el pasillo dándole el teléfono que se le había caído?.


Perdone... - le despertó una voz- hemos llegado, solo quería decírselo, debemos bajar.


Abrió los ojos de golpe y se encontró con su compañera de asiento, la chica que había estado a su lado en todo el viaje pero que dormía desde casi el momento de salir . Le estaba diciendo que ya habían llegado y ella se había quedado dormida sin darse cuenta.


Miró su mano y ahí estaba el teléfono, húmedo por el sudor de la piel al haber estado mucho rato agarrándolo sin moverse. Con su otra mano se tocó el bolsillo del pantalón por fuera. Vacío. Juraría haberlo guardado cuando el señor se lo devolvió.


-¿Donde está el señor de la gabardina?


-¿Quién? Perdone, ¿se encuentra bien?- le dijo la chica mirándola con extrañeza.


- Ha estado durmiendo desde hace mucho, ni siquiera ha bajado usted del autobús cuando hemos parado en la estación de servicio.


De nuevo volvía a no entender nada, ¿que no había bajado en la parada? Claro que había bajado y por supuesto había estado despierta en todo momento... No podía ser que todo aquello hubiera sido solo un

sueño, era real, muy real.

Quiso pensar que el cansancio le estaba jugando una mala pasada y no quería realmente buscarle una explicación.


Al bajar del autobús sus amigas ya la esperaban alegres y contentas porque al fin, todas las amigas de la infancia volvían a reunirse.


Tanto la fiesta de despedida como la boda fueron muy divertidas, hablaron de recuerdos de cuando eran niñas, se presentaros a sus respectivas parejas. Algunas ya estaban casadas, otras incluso tenían hijos, dos de ellas fueron solas y se contaron sus largas y desastrosas vidas amorosas, quedaron para el domingo, antes de volver cada una a sus rutinas y a sus ciudades en visitar la antigua casa-museo donde según la historia del pueblo, había residido la primera familia que fundó un negocio en el pequeño y apartado lugar.



         Era un pueblo pequeño donde todos se conocían y era extraño que en alguna de las casas no se tuviera un primo o algún otro familiar lejano.








            Aún con restos de resaca y cansancio, las cinco se dirigieron allí, menos la recién casada que a saber como acabaría la noche, lógicamente.


               Al llegar ya había gente, entraban y salían en orden. La casa era muy vieja, con ese olor a libros antiguos y armarios cerrados demasiado tiempo. Todos sus muebles tenían algún pequeño roce y esos diminutos agujeros que aparecían siempre por la carcoma y el paso del tiempo. La mesa de la pequeña salita de estar donde había una estufa de acero, redonda de la cual salía un tubo hasta el techo, estaba cubierta por esos blancos de encaje del que colgaban unas borlas en cada esquina, solo que este ya estaba amarillento y algo almidonado.



             De la salita se pasaba directamente al negocio que daba a la plaza mayor del pueblo, una vieja casa de costura donde se hacían arreglos de ropa y se confeccionaban trajes para los habitantes, incluso para pueblos vecinos, llegó a hacerse muy famoso por ser el primero en abrirse en toda la localidad.


            Las cinco amigas iban de un lado a otro, mirando piezas antiguas, máquinas de coser que solo habían visto en otros museos o fotos, maniquís con trajes de aquella época y artículos de decoración que alguna de ellas llegó a pensar en el valor económico que tendría por su antigüedad y significado.


        Una de ellas se giró y al ver a su amiga pálida, quieta, inmóvil mirando una foto muy vieja y se extrañó por la expresión de su cara. Estaba como asustada, los labios la temblaban ligeramente y sus manos se habían quedado de repente frías.


Se acercó a ella y le preguntó qué ocurría.


           La chica solo pudo articular dos palabras, preguntando quién era y señalando una foto que colgaba de una de las paredes del negocio.



             Uno de los guías le dijo que era el fundador del local, el cabeza de familia y padre de las costureras que habían dado vida al lugar. Murió hacía ya 65 años y con su fallecimiento la gente había empezado a crear leyendas y mitos tontos.



       El chico sonrió al contarles la historia que según el, no se creía ni aunque lo viera con sus propios ojos.




         Contaba que la gente del pueblo hablaba de un viejo al que se le veía subir a los autobuses que iban y venían de otras ciudades, pero nadie conocía, nunca llevaba billete y todo lo que le acompañaba era una gabardina larga, con grandes bolsillos y una sonrisa bajo su espesa barba blanca...


Creative Commons License

Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.





sábado, 14 de diciembre de 2013

Missing I

Escuchando:Nick Cave and Warren Ellis; The Road




       No podía conciliar el sueño a pesar de estar agotada y llevar más de 48 horas de un lado a otro habiendo dormido tan solo tres de ellas. Quiso cerrar los ojos y dejarse llevar por el suave traqueteo del autobús, pensando que casi no se oía el ruido del motor y eso era una ventaja. Necesitaba dormir antes de llegar a su destino , una vez allí le resultaría prácticamente imposible descansar hasta la noche del día siguiente e iba a ser un día largo y duro.


          Pero apenas sí había dejado caer los párpados sintió la vibración del móvil en el bolsillo del
pantalón, tan solo dos leves toques lo cual le dijo que era un mensaje. Dudó un momento si leerlo o dejarlo para más tarde y concentrarse en dormir pero sintió curiosidad por si fuera de la oficina o de su casa dando alguna noticia importante.


La pequeña pantalla del móvil se iluminó cuando desbloqueó el teclado y efectivamente, un mensaje recibido le hizo sonreír.



Era de el , que una vez más le hacía saber lo mucho que la echaba de menos.





"Paseando por las calles de esta perfecta ciudad, no puedo más que sentirte a mi lado, desear que este paseo vuelva a ser lo que una vez nos dijo que el tiempo era nuestro. Te quiero."

         Supo qué contestar pero no lo hizo en ese momento, había una especie de conexión entre
ambos que les unía, que les hacía sentir lo especiales que eran y sabían que nada ni nadie conseguiría entender el tipo de relación que tenían.




         Pensando en todo eso, y con el móvil en la mano cerró los ojos, apoyando su cabeza en el
respaldo del asiento. Sintió esa tibieza relajada en la que no estás dormido pero tampoco despierto, en la que oyes lo que hay a tu alrededor pero en tu mente empiezas a ver imágenes de un sueño que tan solo acaba de empezar.

Y respiró profundamente.


        Abrió los ojos y desde la ventanilla del autobús pudo ver una luna roja como fuego, apenas empezando a ascender, asomando tímidamente tras una enorme montaña. 

     Preciosa, brillante, con un color incomparable, jamás nadie podría imitar un tono así.



        Alguien tocó su hombro y eso la sobresaltó, incorporándose en el asiento y poniendo su mano en el pecho en señal de que se había asustado, un acto reflejo que le hizo pensar que minutos antes tenía el móvil en esa mano.


Miró al hombre que había puesto la mano sobre su hombro y luego miró su mano buscando.


       El hombre mayor, alto, de aspecto entrañable pero mirada triste le alargó el teléfono móvil con una media sonrisa y ella lo miró extrañada, como si no supiera de qué se trataba ese aparato que el le ofrecía. Volvió a mirar a los ojos de aquel hombre y sin dejar de hacerlo cogió el teléfono, guardándoselo por instinto en el bolsillo de nuevo y pensando que quizá durante una milésima de segundo se había quedado traspuesta y el teléfono se había caído al dejar la mano relajada.



      Dio las gracias al hombre mientras se giraba para desabrocharse el cinturón de seguridad y levantarse para estirar un poco las piernas pero cuando se levantó no vio a nadie en el pasillo del autobús, solo ella estaba de pie y los demás pasajeros ocupaban sus asientos. Algunos dormidos, otros leyendo, unos cuantos más con los auriculares viendo la película que en las pequeñas pantallas que salían del techo del vehículo ofrecían para hacer más ameno el viaje... Pero nadie de pie y con lo poco que había tardado en desabrocharse el cinturón y levantarse, el hombre solo podía estar en algún asiento muy cercano al suyo, con lo que pensó que incluso había sido rápido para volver a sentarse.



     Estudió a los pasajeros que había alrededor, disimuladamente miraba a todos y cada uno de
ellos esperando encontrarse con los ojos de ese hombre que la había sobresaltado pero por más que miraba, nadie se le parecía, la mayoría era gente joven o de mediana edad.


      Tampoco podía haber ido al diminuto baño que se encontraba justo en la mitad del autobús,
junto a la puerta de salida ya que todos los asientos estaban ocupados, no había ni uno solo libre.


      Llegó a pensar que estaba tan cansada que quizá no consiguió ver bien entre la oscuridad
que ya empezaba a atrapar la noche y por eso no localizaba al señor de pelo canoso y mirada
triste y exenta de toda vida.


Hizo una mueca con la cara como de despiste, no terminaba de entenderlo pero tampoco
le dio mucha más importancia.

       Permaneció durante unos minutos de pié, moviendo ligeramente las piernas para que la sangre circulara un poco y no se le entumecieran. Eran algo más de cuatro horas de viaje y ya estaba muy cansada.


Se dirigía a la boda de una amiga y sabía que nada mas llegar ya la esperaba una buena fiesta de despedida y al día siguiente sería aún peor.


         Volvió a su asiento, quedaba poco para hacer la parada obligatoria de descanso y empezaba a estar hambrienta. Estuvo leyendo durante un rato pero no conseguía dejar de pensar quién sería aquel señor que tan amablemente le había devuelto el móvil y había desaparecido de aquella manera tan extraña.


Quizá cuando pararan podría buscarle más detenidamente para darle de nuevo las gracias.

 

     O eso intentó al menos una vez que hubieron descendido todos los pasajeros pero fue inútil la búsqueda. Entró al bar de carretera en el que todos estiraban las piernas y tomaban algún refrigerio antes de continuar el camino. Paseó entre las mesas del local, miró la barra, incluso miraba la puerta de los aseos pero no había rastro de aquel hombre. Recordaba que llevaba una especie de gabardina de color crudo, y la barba espesa y canosa le daba un aire de ser alguien entrañable, como uno de esos abuelos que todos quisiéramos tener para sentarnos junto a el a escuchar cuentos o historias de familia.

          En todo el lugar no había nadie de esas características y pensándolo más detenidamente era algo extraño que llevara una gabardina tan gorda con el calor que hacía en el autobús a pesar de estar ya en otoño. Para un viaje tan largo sería incómodo llevarla durante todo el trayecto.

Decidió ser la última en subir y así vería a todos los pasajeros del autobús.






       Pero nada, cuando ya no quedaba nadie del grupo de ese viaje el conductor la miró con interrogantes para saber si se quedaba en medio del camino o se decidía a subir mientras ponía de nuevo en marcha el motor. En medio del pasillo y según avanzaba hacia su asiento comprobó una vez mas que todos estaban ocupados y al sentarse, instintivamente miró por la ventanilla y allí estaba.

miércoles, 27 de noviembre de 2013

Alevosía



¡Miedo !grita ella.




Dos jóvenes corren por una callejuela oscura y húmeda, son las tantas de la madrugada y parece no haber un alma. Él tira de la mano de ella,

-Vamos- le dice, - No deberíamos pararnos aquí, ya casi estamos.

Jadean y sudan, están exhaustos.

-Espera, espera un poco- dice ella, con menos fortaleza que él. -Debo recuperarme un poco, llevamos horas corriendo- le protesta.

-Él está aquí, lo presiento – le dice él,  -¿eres consciente de lo que nos pasará si nos pilla?,

 -Sí- responde ella con decisión.

 -Vamos- dicen al unísono.

Echan a correr de nuevo todo lo rápido que son capaces, con el corazón casi fuera del pecho y jadeando con fuerza, en busca de una meta. De repente, doblan una esquina y ven el puerto. Ambos se paran y se esconden tras un contenedor de barco.

-Mira, ahí está- le dice él – ¡hemos llegado !

ambos se miran y sonríen,

 -¡ hemos ganado!- le dice ella, mientras mira atentamente uno de los barcos amarrados en el puerto.

Pero en ese instante alguien sale de la oscuridad desde detrás de ellos, y con dos golpes certeros y rápidos y casi sin hacer ruido les asesta dos puñaladas que acaban con sus vidas sin que ninguno de los dos tenga tiempo de decir nada.



Las portadas de la prensa al día siguiente rezan estos titulares.


Aparecen dos cadáveres en el puerto.

La pasada noche, en las rodalias de los estibadores portuarios, aparecieron los cuerpos de dos jóvenes asesinados.

Al parecer murieron a causa de una puñalada en el corazón en ambos casos, y se desconoce el autor de tan macabro crimen.

Los jóvenes identificados como D.B. Vergüenza y C.P. Miedo, aparecieron tirados junto a los contenedores del puerto.




Fotografías de :Henri Cartier-Bresson
Creative Commons License

miércoles, 20 de noviembre de 2013

Olor a colegio




La cartera no solía cambiar de un año a otro. Era marrón, con dos cremalleras al menos, un asa y una barriguita forzada por la costumbre de meter secretamente las cáscaras de las pipas que nos comíamos en clase si que la hermana Socorro se diese cuenta. La bata de rayas azules y blancas, muy estrechas, iba creciendo con una y las manchas de tinta condecorada perdían presencia con el paso de los lavados infatigables de mi madre.



Me peinaba con el desaire y el desarreglo de las chiquillas que aún no conocen el agotador trabajo de ser una presumida y me dejaba paciente atusar la ropa antes de salir a la calles subir la empinada cuesta de la carretera comarcal que me llevaba a la parada del autobús camino del colegio en el que año tras año fue transcurriendo mi infancia y juventud.





El primer día de colegio se renovaba el asombroso ceremonial de los olores: los lápices han dejado un aroma en las aulas que se resiste al paso del tiempo; pasan los años y aquella clase de primaria que me veía crecer poco a poco sigue oliendo a cuaderno forrado de papel morado que abría a diario con la parsimonia de los orfebres antiguos.





Dentro de él estaba la vida resuelta en garabatos y, al abrir sus hojas, parecía desprenderse el mismo perfume que se evapora al abrir un tarro de esencias. Ha quedado en las paredes, escrito en trazos de humos invisibles, y cuando abrimos las puertas nos asalta como un embozado irreconocible, y nos lleva al día en que volvíamos a vernos tras los largos meses de verano húmedo y lento, y a reconocernos algo más mujeres y presumidas. Las había que parecían no crecer nunca hasta que, de repente, un año aparecían con medio metro más y un puñado de granos desperdigados  por sus caras pánfilas, que eran las de todas.



   
     El colegio olía a colegio y las niñas olíamos a vapor de tinta. Recuerdo el día en que nos dejaron utilizar bolígrafo: la disciplina de la plumilla nos acompañó los primeros años y ese otro olor a tintura que la vertía en los tinteros, una a una, siempre la menos torpe de la clase la llevo plegada por algún pliegue del cerebelo. Y el olor que te embestía la correr la cremallera y hacerse con el bocadillo que alguna vez me envolvían en papel de calcar los patrones del Burda.



El pan era pan, y el melocotón era melocotón, tan dulce, tan jugoso, como un largo abrazo de agua. Recuerdo una niña que era la reina del membrillo y casi la de la tortilla.

Y las tizas, que olían, curiosamente, a tiza, no a otra cosa. Y los hábitos de las monjas, que olían a Dios casero, ya confesionario, y a la sonrisa de la Madre Superiora , que nos perdonaba los pecados con aquella grandeza de monja madrileña que igual estaba a las novelas que a los pucheros.




Tuve curiosidad por volver a oler la vida lenta de los colegios. Acompañé a mis hijos a la escuela y metí las narices en sus cosas. Reviví las mañanas de lunes y la vuelta al asombro de las costumbres, de los colores de la usanza antigua, como este texto escrito en blanco y negro.
De nuevo soy colegiala de mis sueños, los que tu pintas de colores o de blanco y negro . Me di cuenta de que la vida cambia de tonos, que siempre se puede volver a empezar en el aula del cariño más sincero.




3/10/2010
M.L

martes, 1 de octubre de 2013

A vueltas con su vida





¿Qué hago aquí?

            Recordaba haberse preguntado la misma cosa a miles de personas distintas, personas que hacían cola al otro lado de su espejo para darle los buenos días y lavarse el rostro ante sus ojos. Personas que nunca se repetían y que cada día esperaban respuesta diferente a su pregunta, pero sin obtener ninguna en realidad.

          Nunca había sido tarde para nada ni tampoco lo contrario, pero en multitud de ocasiones por su mente viajaba esa fortuna temporal del viajero impaciente, como una especie de apremio que en realidad, tampoco tenía sentido, como otras tantas cosas.

Decidió que la barba no le quedaba bien y se preparó para afeitarse.


          Primero enjabonó la brocha, como tocaba, con movimientos circulares y observando como como subía el bizcocho de jabón, sin necesidad de levadura. Luego se mojó la cara con un poco de agua caliente, y comenzó, primero el cuello, a contrapelo, luego subió hacia la barbilla y podía escuchar el sonido de la cuchilla al rasurar - rsss, rsss, abrasivo-; después las mejillas y las patillas, que se le enrojecían a cada viaje de cuchilla; y por último el bigote, ajustando la mano a los rincones, los rincones de su nariz, de su boca, pero en el último instante un mínimo error y se cortó. ¡mala suerte!, un mínimo tajo en la comisura de sus labios, pero suficiente para manchar la pila blanca donde yacía la brocha enjabonada.

¿Sería posible que alguna vez lograra eliminar las asperezas sin que saltara ni una sola gota de sangre?

Quizá no, pensó para sí





Notas


Las imágenes corresponden a la película "Cuéntame tu vida" (Spellbound) dirigida por Alfred Hitchcock en 1945, creadas por Salvador Dalí y protagonizada por Gregory Peck e Ingrid Bergman.


Música recomendada :Preludio Cavalleria Rusticana

viernes, 26 de abril de 2013

Miénteme con verdad


Hola a todos.

Os cuento que este premio - para mi siempre un cariño- me viene de la mano de Tatuada, la propietaria del blog Fantasías tatuadas . Un blog, que como ella misma define " Un lugar donde expresar  las fantasías que esconde mi -su- alma"

Como ya lo he publicado en mi otro blog: Desnudando Palabras;  os dejo enlace por si os interesa leerlo, y leer las normas del mismo. 



Este premio es para todos los lectores de este blog, con todo mi cariño. 

Un besito y mil gracias Tatu!!



jueves, 25 de abril de 2013

La espera


                  El sol se escondió detrás de la línea del horizonte, y Manuel sintió cómo un estremecimiento recorría su espina dorsal. Esa noche la luna luciría en todo su esplendor, redonda y blanca como la muerte, y si las leyendas eran ciertas sus rayos le alumbrarían a él con un aspecto totalmente diferente. 


           Con una piel distinta a la suya, unos ojos inyectados en sangre, y unos colmillos capaces de segar la vida de quien se les pusiera por delante. Recordó  la noche de luna llena anterior, y se llamó necio a sí mismo repetidas veces. María, al contrario que él, siempre habría creído en las historias de sus mayores, y le había rogado que esperara un día antes de llevarla al bosque, pero él había insistido. 








-Mujer, nada nos va a pasar, si hay hombres-lobo por aquí seguro que ni se fijan en nosotros. Y llevo más de tres meses sin verte, desde que te fuiste a estudiar a Madrid no sabes lo duro que se me está haciendo hasta respirar. Vamos, pequeña mía, hagamos el amor entre las hayas y los helechos, sintamos la hierba húmeda bajo nuestros cuerpos desnudos.


             Una súbita llegada de la fiera ,una cabeza oscura perfilándose entre la espesura, fijando sus penetrantes ojos en ellos, y rompiendo a gruñir. Manuel se colocó delante de su novia y le suplicó  que echara  a correr, pero ella  no le hizo caso, está paralizada por el miedo. La bestia comenzaba su ritual, atacarlos; el se intentaba defender  con una rama seca que ha arrancado a un árbol, el bosque resuena con los ecos de un furioso combate. Finalmente el espanto se retira, y María está intacta. Pero no así Manuel ,tiene el brazo derecho desgarrado, y marcas de dentelladas en el abdomen y en ambos costados. Está perdiendo mucha sangre, su novia hace que se apoye sobre ella mientras ambos vuelven a la aldea, todavía desnudos y tan rápidamente como pueden.


             Veintinueve días más tarde, las heridas del joven habían restañado, y María había podido volver a sus estudios. Pero, mientras los últimos rayos del sol se batían en retirada, a Manuel se le hizo un nudo en el corazón. En breve sabría si lo que le había atacado esa noche era un simple lobo solitario, como había afirmado tajantemente el médico que le había tratado, o algo más. En breve sabría si su vida había caído a un pozo del que ya nunca podría salir.

         


  Mientras la oscuridad terminaba de adueñarse del valle Manuel evocó todos y cada uno de los rasgos de su novia, y los momentos que habían pasado juntos, y musitó una angustiada plegaria a los santos que estuvieran de guardia.

domingo, 6 de enero de 2013

Un regalo de reyes de la mano de FG





Hoy vengo a desempolvar este nuevo blog, que a pesar de su juventud lo he dejado en el desván de la memoria. Reconozco que soy muy poco constante para escribir,  si juntamos este defecto con la falta de inspiración el resultado es el que veis, parado y sin arrancar de una santa vez.

Tengo que agradecer de todo corazón a FG un premio, desde luego inmerecido, y espero querida amiga, que me perdones, pero es así, te lo agradezco en el alma, pero es injusto que me lleve un galardón por un trabajo que apenas comienza a arrancar. 

Me lo voy a tomar como si fuera un gran empujón, un incentivo para volver a escribir esa historia, que una triste tarde de otoño comencé para librarme de la tristeza y melancolía que sentía en mi interior.

¿A quién no lo gusta un premio?

A nadie

Por eso, lo pondré con mucho orgullo en un lugar de mi blog y en un rincón de mi corazón.

Otra primera vez, es extraño pero siempre hay una primera vez para algo, por mucho que vivamos, entre risas o lágrimas, alegrías o tristeza, solos o en compañía, en plena juventud o el una maravillosa madurez, siempre vuelve a aparecer esa primera vez, y cuando esto sucede, como si de una niña que quiere ser princesa, nos miramos a los pies y vemos esos zapatos nuevos y brillantes, esos que no queremos que nadie ni nada los ensucie.

Hoy me siento así una niña que quiere ser princesa, otra vez.

A lo que voy: F.G, tiene varios blog, seguro que los que paseáis por aquí los conocéis todos, y el premio me llega desde su blog : AcrósticoS



Este es el premio :

 


Estas son  las reglas:


Sencillas y complicadas a la vez ( bueno, lo digo a titulo personal, ya que hasta a mi misma me cuesta entenderme), contar siete cosas sobre mi. Deduzco que sobre gustos o lo que me gusta hacer,( no quiero hacer un post demasiado serio sobre esto, que ya bastante triste parece mi vida cuando la narro)

1.- Ante todo y sobre todas las cosas ( bueno cariño, espero que lo entiendas) adoro a mis hijos, por ellos he salido adelante, he luchado y soportado muchas situaciones que si me las llegan a decir hace muchos años negaría rotundamente.

2.- A ti, cariño, que me lees, te amo, te adoro y espero que la vida, si es justa y sé que lo es, nos dará la oportunidad de ser felices hasta el ocaso de nuestros días.

3.- El mar, mi mar, ese que tengo tan cerca, ese que a veces olvido y que tanto añoro cuando no puedo verlo, olerlo o sentirlo.

4.- Me gusta escribir, sí, pero sin tomármelo con una obligación, como he dicho antes soy un poco indisciplinada, me gusta escribir cuando el corazón me lo pide a gritos.

5.- Me emociono, tal vez, con demasiada facilidad, en lo bueno y en lo malo, no sé si es defecto o virtud, pero sufro con el que sufro y me alegro con la felicidad ajena. 

6.- Leer, me gusta, no es escusa lo sé , pero últimente también tengo muchos libros pendientes de leer, necesito paz y tranquilidad para hacerlo, me gusta meterme en sus entrañas y vivir la lectura, grabarla  y escenificar cada escena como si yo fuera parte de ese libro. 

7.- La música, toda o casi toda, eso sí me tiene que decir algo, alegría, pena, paz... y si puedo cantarla, la canto, y por cierto canto fatal

8.- Como no, bailar, claro, bailar y bailar.  Tengo falta de practica, con lo cual enseguida me canso pero por dentro, sentada en un sofá si puedo bailo y bailo

9.- Me gusta vivir rodeada de naturaleza, conocer las plantas, los arboles, los bichitos, en definitiva me gusta la vida, y por eso me gusta TU.


Y ahora pasar  el turno, por los seguidores que tengo es complicado, si en lugar de 6 fueran 1000 también lo seria , claro que en este caso, pocos van a ser los que lo reciban, y por eso lamento que este premio, desde este pequeño rincón se quede un poco huérfano.




Y los ganadores son:


Sergio con su blog TINTA VISCERAL  , no es seguidor de este blog, pero creo que es justo dárselo, siempre atento, siempre amable con sus palabras. 


Bichita, hace tiempo que no publica, tampoco es asidua a este blog, pero como ella misma me dijo, entre ambas hay algo, especial, no hay que hacer preguntas, que seguramente no obtendrán nunca respuesta, pero es así, me siento unida y reconfortada por sus palabras,  su blog es VIVIR NO SOBREVIVIR 

Paloma; una niña muy especial, se nota que sufre pero tira para adelante como una campeona, siempre vital y alegre. Para su blog  TACONES ALTOS 

Luján Fraix: Cada post  interesante, cultura, cuadros, poesía. Destila tranquilidad y paz, esa que tanto necesito  , para su blog  LUJAN FRAIX 


A tí, FG te lo enviaría como un boomerang, si lo aceptas para tu blog de relatos maravillosos, EL MUNDO QUE HABITO  y también a ti, Clochard, para tu blog VOLE CON ICARO  si lo quieres te lo doy, lo digo porque ya te lo dio FG :)



Por si no lo habíais  notado, también me gusta la fotografía

Un enorme abrazo a todos

Y dada la hora que es; espero que os Reyes colmaran de amor y cariño, ante todo y sobre todo.


Extraño

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